Fichas TOP
Los Cuerpos de Bomberos manejamos un sinfín de materiales, herramientas y equipos, hasta el punto de que entre guardia y guardia no recordamos ni donde están. Es difícil, con tanta variedad, conseguir una gran capacidad en el conocimiento y manejo de todos ellos, muchos de los cuales, a demás, se utilizan en contadas ocasiones; es por ello que el bombero necesita contar con un adiestramiento continuo y una definición clara e inequívoca de estos equipos, de sus características, prestaciones, usos, precauciones, limitaciones, procedimientos de funcionamiento, mantenimiento, etc.
En este sentido, los fabricantes, muchos de los cuales cuentan con el asesoramiento de bomberos en el diseños de sus equipos, cada vez más, procuran vender su producto con un manual de usuario completo. No obstante, incluso en aquellos productos que cuentan con este manual, es necesario revisarlo, extraer o resaltar lo esencial, eliminar datos innecesarios, adaptarlos a las necesidades de la organización en cuanto a la forma de utilización, incluso no sería la primera vez que un producto encuentra nuevos usos tras pasar por las manos de un turno de bomberos.
Me refiero con el nombre de Ficha Técnica/Operativa (TOP), precisamente a la ficha referente a un material concreto, elaboradas a partir del manual del usuario y demás datos aportados por el fabricante o simplemente datos técnicos o científicos contrastados, pero que incorpora una visión operativa del producto, es decir enfrenta al equipo con la realidad, no solo de la intervención, sino también del usuario (el bombero).
En una Ficha TOP, incluiríamos en general los siguientes apartados:
DESCRIPCIÓN: se comenta las partes del equipo, características generales, etc.
ESPECIFICACIONES: son las características técnicas específicas que normalmente suministra el fabricante y suelen responder a ensayos y normativas estándar.
OPERATIVIDAD: usos del equipo sobre el terreno, responde a prácticas y experiencias de uso, ensayos realizados e informes de actuaciones, etc.
MANEJO: es la puesta en marcha del equipo, su colocación, procedimientos de despliegue, sistemáticas de trabajo, precauciones, en definitiva, el manejo.
MANTENIMIENTO: igualmente nos apoyamos en las recomendaciones del fabricante y en las posibilidades de nuestro Servicio, para establecer unas pautas en el mantenimiento del equipo.
OTROS: puede haber apartados específicos de un equipo en concreto, como puede ser la descontaminación en trajes químicos.
La respuesta a emergencias es una actividad de carácter interdisciplinar, que somete al profesional a un estado constante de incertidumbre por muchos conocimientos que este posea y dado que las contadas experiencias no son en absoluto suficientes, es indudable que el carácter del individuo ejerce un peso esencial y por tanto el proceso de selección y promoción es crítico en el desarrollo de la organización.
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martes, 22 de septiembre de 2015
sábado, 8 de agosto de 2015
LA EXPERIENCIA NO LO ES TODO
Muchas veces se alude a la experiencia para dar valor añadido a la decisión del Mando o a la eficacia del Bombero, incluso después de un accidente o una desastrosa intervención, se escucha aquello de "...tenían mucha experiencia..." como si eso hiciera incomprensible el desastre y hubiera que focalizarlo en la "fatalidad" y esto vale también para otras profesiones; no quiero que de este artículo se deduzca que la experiencia no sirve de nada, entre otras cosas porque yo me encuentro ya entre los que pueden reforzar sus argumentos apelando a mis 26 años de experiencia en uno de los Servicios de Bomberos más importantes de España.
Existen tres argumentos que limitan el valor de la experiencia especialmente en emergencias:
1.- Las experiencias en emergencias vividas, sirven de poco si no se realiza un análisis global, detallado y autocrítico de las mismas.
Yo he visto jubilarse Jefes con más de 35 años de experiencia que, a todas luces se podía ver que ellos pasaron por la emergencias pero las emergencias no pasaron por ellos, hasta el último día manifestaron su patente incapacidad para entender el siniestro.
Estoy bastante harto de escuchar eso de : ...hicimos lo que pudimos..., ¿que significa eso?, cualquier ciudadano que pase por allí puede decir lo mismo; o aquello de ...se trabajó bien..., es como no decir nada; yo jamás he vuelto de una emergencia plenamente satisfecho, por bueno que fuera el resultado, con el más somero análisis en caliente, encuentro siempre tres o cuatro elemento de mejora.
Lo que también tengo claro, es que no todo el mundo tiene capacidad para analizar correctamente una intervención y que a medida que se complica o descendemos en la escala de mando, el análisis se hace de forma más incompleta, no se tiene visión de todos los hechos, y a medida que la intervención es más sencilla o ascendemos en la escala, el análisis se hace más parcial, por temor a asumir la responsabilidad; en ambos casos se suele incurrir en la justificación, la culpa fue de otro.
2.- Existe siempre el riesgo de intentar encajar la emergencia en curso con una emergencia anteriormente vivida y lo normal es que no encaje.
Muchos detractores de los Procedimientos Operativos Estándar, recurren a la frase hecha: "...ningún siniestro es igual a otro...", para justificar la ineficacia de éstos, claro que suelen ser los mismos que justifican sus decisiones en base a los años de experiencia, lo que es una incongruencia, si ningún siniestro es igual a otro ¿de que te sirve la experiencia?. Pués bién, ni una cosa ni la contraria.
Obviamente la mayoría de siniestros presentan un número de variables tan grande que es imposible encontrar una ecuación (procedimiento) al que puedan ajustarse, como también es evidente que todos ellos presentan pautas de evolución o comportamientos similares lo que implica que si pueden establecerse procedimientos genéricos para la intervención, siempre que sean lo suficientemente flexibles para encajar en cada siniestro dado.
Dicho esto, si es cierto, a mi me ha pasado, que un mando con muchas experiencias puede caer en la tentación de aplicar exactamente la misma estrategia y las mismas tácticas a un siniestro en curso, que las que aplicó en otro similar en el que le funcionó bien. El problema surge si a pesar de que no está resultando la solución replicada, se insiste en que tiene que funcionar, persistiendo en la aplicación hasta que el fracaso es irremediable.
3.- El aprendizaje basado en la mera experiencia, a parte de ser muy lento, sirve también para copiar la mala praxis.
Algunos viejos detractores de la formación profesional específica de BOMBERO, todavía hoy piensan que el bombero aprende de verdad pegándose al veterano y empapándose de su experiencia y forma de trabajar, esto es estupendo siempre y cuando el veterano sea un buen profesional y coincida con él en suficientes siniestros, el problema surge cuando el veterano comete errores, aplica malas técnicas, tiene errores de concepto, etc. que el novel va a copiar en su admiración por el veterano, y que a demás va a transmitir a su vez cuando él sea veterano, perpetuando de este modo "vicios" quizás hasta que alguien se de cuenta o suceda un accidente que lamentar.
A demás, no hay tantos siniestros ni tan variados, uno puede jubilarse tranquilamente sin haber visto nunca un gran incendio en túnel, ¿que experiencia se puede transmitir en estas emergencias?, así pues la experiencia como aprendizaje por si sola no es suficiente, si puede ayudar y mucho a un instructor de bomberos para transmitir a sus alumnos los conocimientos aplicados a las realidades, pero requiere estar apoyada esta experiencia en conocimientos, análisis y ensayos, si queremos que sea útil.
En definitiva, experiencia Si, pero una experiencia REFLEXIVA.
Existen tres argumentos que limitan el valor de la experiencia especialmente en emergencias:
1.- Las experiencias en emergencias vividas, sirven de poco si no se realiza un análisis global, detallado y autocrítico de las mismas.
Yo he visto jubilarse Jefes con más de 35 años de experiencia que, a todas luces se podía ver que ellos pasaron por la emergencias pero las emergencias no pasaron por ellos, hasta el último día manifestaron su patente incapacidad para entender el siniestro.
Estoy bastante harto de escuchar eso de : ...hicimos lo que pudimos..., ¿que significa eso?, cualquier ciudadano que pase por allí puede decir lo mismo; o aquello de ...se trabajó bien..., es como no decir nada; yo jamás he vuelto de una emergencia plenamente satisfecho, por bueno que fuera el resultado, con el más somero análisis en caliente, encuentro siempre tres o cuatro elemento de mejora.
Lo que también tengo claro, es que no todo el mundo tiene capacidad para analizar correctamente una intervención y que a medida que se complica o descendemos en la escala de mando, el análisis se hace de forma más incompleta, no se tiene visión de todos los hechos, y a medida que la intervención es más sencilla o ascendemos en la escala, el análisis se hace más parcial, por temor a asumir la responsabilidad; en ambos casos se suele incurrir en la justificación, la culpa fue de otro.
2.- Existe siempre el riesgo de intentar encajar la emergencia en curso con una emergencia anteriormente vivida y lo normal es que no encaje.
Muchos detractores de los Procedimientos Operativos Estándar, recurren a la frase hecha: "...ningún siniestro es igual a otro...", para justificar la ineficacia de éstos, claro que suelen ser los mismos que justifican sus decisiones en base a los años de experiencia, lo que es una incongruencia, si ningún siniestro es igual a otro ¿de que te sirve la experiencia?. Pués bién, ni una cosa ni la contraria.
Obviamente la mayoría de siniestros presentan un número de variables tan grande que es imposible encontrar una ecuación (procedimiento) al que puedan ajustarse, como también es evidente que todos ellos presentan pautas de evolución o comportamientos similares lo que implica que si pueden establecerse procedimientos genéricos para la intervención, siempre que sean lo suficientemente flexibles para encajar en cada siniestro dado.
Dicho esto, si es cierto, a mi me ha pasado, que un mando con muchas experiencias puede caer en la tentación de aplicar exactamente la misma estrategia y las mismas tácticas a un siniestro en curso, que las que aplicó en otro similar en el que le funcionó bien. El problema surge si a pesar de que no está resultando la solución replicada, se insiste en que tiene que funcionar, persistiendo en la aplicación hasta que el fracaso es irremediable.
3.- El aprendizaje basado en la mera experiencia, a parte de ser muy lento, sirve también para copiar la mala praxis.
Algunos viejos detractores de la formación profesional específica de BOMBERO, todavía hoy piensan que el bombero aprende de verdad pegándose al veterano y empapándose de su experiencia y forma de trabajar, esto es estupendo siempre y cuando el veterano sea un buen profesional y coincida con él en suficientes siniestros, el problema surge cuando el veterano comete errores, aplica malas técnicas, tiene errores de concepto, etc. que el novel va a copiar en su admiración por el veterano, y que a demás va a transmitir a su vez cuando él sea veterano, perpetuando de este modo "vicios" quizás hasta que alguien se de cuenta o suceda un accidente que lamentar.
A demás, no hay tantos siniestros ni tan variados, uno puede jubilarse tranquilamente sin haber visto nunca un gran incendio en túnel, ¿que experiencia se puede transmitir en estas emergencias?, así pues la experiencia como aprendizaje por si sola no es suficiente, si puede ayudar y mucho a un instructor de bomberos para transmitir a sus alumnos los conocimientos aplicados a las realidades, pero requiere estar apoyada esta experiencia en conocimientos, análisis y ensayos, si queremos que sea útil.
En definitiva, experiencia Si, pero una experiencia REFLEXIVA.
lunes, 29 de junio de 2015
ASIGNATURA PENDIENTE
Con bastante frecuencia los bomberos nos encontramos con accidentes y situaciones provocadas por negligencias o comportamientos equivocados del público en general y, en la mayoría de los casos, estos actos no son consecuencia de una intencionalidad o una compleja cadena de errores difíciles de prever, son acciones u omisiones sencillas, que se realizan o dejan de realizar por desconocimiento o desidia, pero que puntualmente provocan un desenlace grave de los acontecimientos.
Finalmente tenemos que acudir a emergencias que podrían haberse evitado con una acción simple; pongamos por caso una situación que se repite con cierta frecuencia, ese incendio de vivienda en un edificio de apartamentos, en el que las personas que escapan del apartamento incendiado, en su huida, dejan la puerta de la vivienda abierta y el humo invade el vestíbulo y continúa por la caja de escaleras en la que están las puertas abiertas, el humo se extiende a las plantas superiores y los vecinos asustados intentan escapara escaleras abajo mientras la policía anima, por los telefonillos, a la evacuación de todo el edificio. Al llegar los bomberos encontramos gente bajando por las escaleras obstaculizando los accesos, personas intoxicadas en descansillos, un montón de plantas que rastrear por encima de la incendiada, un control de propagación en la planta del incendio y a demás el incendio muy desarrollado en el apartamento afectado.
Analizando de forma simplificada, el simple echo de dejar la puerta abierta al escapara desencadena una situación de riesgo compleja más allás del propio incendio, la desidia de dejar las puertas de la caja de escaleras abiertas anula el recorrido de evacuación, y la iniciativa policial de evacuar sin analizar correctamente la situación, incrementa la dimensión del suceso. Finalmente, el agravamiento del suceso es consecuencia de una mala formación sobre el comportamiento en caso de incendio, no solo del público en general, sino en este caso, también de los Servicios Policiales.
En muchas ocasiones se han realizado campañas de concienciación sobre muchos de estos temas, especialmente cuando ha ocurrido algún acontecimiento grave, estoy recordando el incendio en el túnel del Mont Blanc y las posteriores campañas de prevención realizadas en muchos túneles, incluso programas de formación de Servicios de bomberos sobre incendios en túneles; también existe esta concienciación en lugares sobre los que pende un riesgo especial, como poblaciones en el área de influencia de centrales nucleares, etc.
Pero más allá de todo esto, lo que subyace, desde mi punto de vista, es una carencia en la formación de base sobre seguridad y emergencias, esta debe ser una formación impartida desde Primaria y reforzada en Secundaria, no como una jornada explicativa de un tríptico o unos cursillos de unas pocas horas del Plan de Auto protección, sino como una asignatura con cierto peso específico. No conozco ningún País que aborde la seguridad como una asignatura reglada, si sé que existe contenido suficiente para desarrollar esta asignatura y que al menos merecería la pena establecerse una discusión sobre el tema.
Finalmente tenemos que acudir a emergencias que podrían haberse evitado con una acción simple; pongamos por caso una situación que se repite con cierta frecuencia, ese incendio de vivienda en un edificio de apartamentos, en el que las personas que escapan del apartamento incendiado, en su huida, dejan la puerta de la vivienda abierta y el humo invade el vestíbulo y continúa por la caja de escaleras en la que están las puertas abiertas, el humo se extiende a las plantas superiores y los vecinos asustados intentan escapara escaleras abajo mientras la policía anima, por los telefonillos, a la evacuación de todo el edificio. Al llegar los bomberos encontramos gente bajando por las escaleras obstaculizando los accesos, personas intoxicadas en descansillos, un montón de plantas que rastrear por encima de la incendiada, un control de propagación en la planta del incendio y a demás el incendio muy desarrollado en el apartamento afectado.
Analizando de forma simplificada, el simple echo de dejar la puerta abierta al escapara desencadena una situación de riesgo compleja más allás del propio incendio, la desidia de dejar las puertas de la caja de escaleras abiertas anula el recorrido de evacuación, y la iniciativa policial de evacuar sin analizar correctamente la situación, incrementa la dimensión del suceso. Finalmente, el agravamiento del suceso es consecuencia de una mala formación sobre el comportamiento en caso de incendio, no solo del público en general, sino en este caso, también de los Servicios Policiales.
En muchas ocasiones se han realizado campañas de concienciación sobre muchos de estos temas, especialmente cuando ha ocurrido algún acontecimiento grave, estoy recordando el incendio en el túnel del Mont Blanc y las posteriores campañas de prevención realizadas en muchos túneles, incluso programas de formación de Servicios de bomberos sobre incendios en túneles; también existe esta concienciación en lugares sobre los que pende un riesgo especial, como poblaciones en el área de influencia de centrales nucleares, etc.
Pero más allá de todo esto, lo que subyace, desde mi punto de vista, es una carencia en la formación de base sobre seguridad y emergencias, esta debe ser una formación impartida desde Primaria y reforzada en Secundaria, no como una jornada explicativa de un tríptico o unos cursillos de unas pocas horas del Plan de Auto protección, sino como una asignatura con cierto peso específico. No conozco ningún País que aborde la seguridad como una asignatura reglada, si sé que existe contenido suficiente para desarrollar esta asignatura y que al menos merecería la pena establecerse una discusión sobre el tema.
viernes, 19 de junio de 2015
EL BOTON DEL PÁNICO
En esto de la emergencia, uno nunca acaba de sorprenderse; hace algún tiempo me entero de un Servicio de Emergencia que posee un "botón del pánico", que ¿que ese esto?, yo desde luego nunca había oído hablar de tamaño invento, no se si el que me lo contaba no estaba bien informado, si yo no me enteré bien, el no me lo explicó correctamente o por el contrario funciona como me lo contó, sinceramente no contrasté la información pero me pareció tan extraño el asunto que os lo cuento.
Resulta que en dicho Servicio, cuando ocurre una catástrofe, pulsan un botón y todo el mundo acude a la intervención, desde luego el concepto es bien simple, claro que suscita unas cuantas dudas.
La primera es el propio concepto de "catástrofe", ¿vale para cualquier catástrofe?¿para una misma catástrofe da igual la dimensión?¿Influye en esta activación el estado actual de los recursos?
Respuesta: ...el Jefe de Guardia decide según sus criterios...
Si todos los recursos se desplazan a la catástrofe y surgen en ese momento otras intervenciones ¿cómo se responde?
Respuesta: ...lo urgente es responder a la catástrofe, el resto ya se verá...
Responder con todos los recursos simultáneamente a una intervención, supone un reto de dirección y control enorme, ¿cual es el procedimiento?
Respuesta: ...una vez en el lugar, ya entre ellos se ponen de acuerdo...
Esta "avalancha" de recursos incidirá en la respuesta y el trabajo del resto de Servicios que acudirán a esa catástrofe, ¿cómo os coordináis con ellos?
Respuesta: ...nosotros actuamos según nuestras competencias, no respondemos de lo que hagan los demás...
La verdad es que ya no quise preguntar más ni desde luego entrar a discutir tan pintoresca estrategia, que me recuerda a la última orden que transmitió el Almirante de la Armada Invencible a sus Capitanes de Navío antes de hundir la flota: "Que cada quién haga lo que deba", que debió ser el antecesor del "botón del pánico"; pero desde luego, entrar en pánico es lo último que debemos esperar de un Servicio de Emergencia.
...QUE CADA QUIÉN HAGA LO QUE DEBA... |
La primera es el propio concepto de "catástrofe", ¿vale para cualquier catástrofe?¿para una misma catástrofe da igual la dimensión?¿Influye en esta activación el estado actual de los recursos?
Respuesta: ...el Jefe de Guardia decide según sus criterios...
Si todos los recursos se desplazan a la catástrofe y surgen en ese momento otras intervenciones ¿cómo se responde?
Respuesta: ...lo urgente es responder a la catástrofe, el resto ya se verá...
Responder con todos los recursos simultáneamente a una intervención, supone un reto de dirección y control enorme, ¿cual es el procedimiento?
Respuesta: ...una vez en el lugar, ya entre ellos se ponen de acuerdo...
Esta "avalancha" de recursos incidirá en la respuesta y el trabajo del resto de Servicios que acudirán a esa catástrofe, ¿cómo os coordináis con ellos?
Respuesta: ...nosotros actuamos según nuestras competencias, no respondemos de lo que hagan los demás...
La verdad es que ya no quise preguntar más ni desde luego entrar a discutir tan pintoresca estrategia, que me recuerda a la última orden que transmitió el Almirante de la Armada Invencible a sus Capitanes de Navío antes de hundir la flota: "Que cada quién haga lo que deba", que debió ser el antecesor del "botón del pánico"; pero desde luego, entrar en pánico es lo último que debemos esperar de un Servicio de Emergencia.
domingo, 7 de junio de 2015
BOMBERO URBANO VS BOMBERO FORESTAL VS BOMBERO RURAL
Todos los años, a las puertas del verano, en muchos profesionales de la emergencia se suscita la misma duda a la hora de plantearse el modelo de extinción de incendios forestales (IF) ¿que es mejor?:
Yo creo que ambos modelos son viables, siempre y cuando se implanten correctamente, incluso un modelo que podemos denominar mixto, puede ser factible.
Todo va a depender, en mi opinión, de la estrategia general de la respuesta a emergencias a nivel regional o estatal, de las condiciones ambientales y sociales, de los recursos previsibles, del grado de desarrollo de los Servicios y la tendencia de todo ello a largo plazo.
Un modelo de extinción de IF constituido por cuadrillas forestales y agentes dedicados todo el año a la ejecución de trabajos selvícolas, a la hora de asumir las tareas de extinción, cuentan con la enorme ventaja del conocimiento del medio y el manejo de la herramienta manual, por el contrario presentan el inconveniente que a su vez es ventaja en el bomberos, de carencias en la gestión de emergencias y el manejo de tendidos; por su puesto, tanto unos como otros pueden cubrir las respectivas carencias con formación, adiestramiento y procedimientos.
A caballo entre estas dos visiones, estaría el bombero rural, que se ve en la obligación de afrontar, si o si, ambas situaciones, sea o no competencia suya, por el mero hecho de disponer de agua, mangueras, bomba y estar allí.
Es obvio que a nivel estratégico, táctico y operativo, la extinción de incendios estructurales es muy diferente a la extinción de IF, incluso físicamente el BF debe ser más resistente que el bombero urbano, al que se le exige más fuerza, por la simple razón de que el IF requiere horas de trabajo continuo sin posibilidad de relevos, mientras que un incendio estructural son minutos de descarga intensa, por supuesto realizando un ejercicio de simplificación de ambos trabajos.
Por otra parte, en el modelo forestal existe la tendencia o "tentación" constante de privatizar la respuesta y los modelos privados de emergencia, fuera del ámbito de los Equipos de Primera Respuesta en empresas de riesgo, han demostrado ser menos eficientes al margen de las dudas legales que plantean, es como pretender privatizar la policía o el ejército; mientras que las cuadrillas forestales que suelen nutrir la bolsa de los FB, si suelen responder mejor a modelos de contratación privados, como cualquier otra obra.
- Bomberos que amplían su competencia al ámbito forestal (bomberos forestales-BF)
- Forestales que amplían su competencia a la extinción (forestales bomberos-FB)
Cuadrilla de FB en un Modelo Forestal |
Todo va a depender, en mi opinión, de la estrategia general de la respuesta a emergencias a nivel regional o estatal, de las condiciones ambientales y sociales, de los recursos previsibles, del grado de desarrollo de los Servicios y la tendencia de todo ello a largo plazo.
Un modelo de extinción de IF constituido por cuadrillas forestales y agentes dedicados todo el año a la ejecución de trabajos selvícolas, a la hora de asumir las tareas de extinción, cuentan con la enorme ventaja del conocimiento del medio y el manejo de la herramienta manual, por el contrario presentan el inconveniente que a su vez es ventaja en el bomberos, de carencias en la gestión de emergencias y el manejo de tendidos; por su puesto, tanto unos como otros pueden cubrir las respectivas carencias con formación, adiestramiento y procedimientos.
BF apoyados por contratación temporal |
A caballo entre estas dos visiones, estaría el bombero rural, que se ve en la obligación de afrontar, si o si, ambas situaciones, sea o no competencia suya, por el mero hecho de disponer de agua, mangueras, bomba y estar allí.
Es obvio que a nivel estratégico, táctico y operativo, la extinción de incendios estructurales es muy diferente a la extinción de IF, incluso físicamente el BF debe ser más resistente que el bombero urbano, al que se le exige más fuerza, por la simple razón de que el IF requiere horas de trabajo continuo sin posibilidad de relevos, mientras que un incendio estructural son minutos de descarga intensa, por supuesto realizando un ejercicio de simplificación de ambos trabajos.
Por otra parte, en el modelo forestal existe la tendencia o "tentación" constante de privatizar la respuesta y los modelos privados de emergencia, fuera del ámbito de los Equipos de Primera Respuesta en empresas de riesgo, han demostrado ser menos eficientes al margen de las dudas legales que plantean, es como pretender privatizar la policía o el ejército; mientras que las cuadrillas forestales que suelen nutrir la bolsa de los FB, si suelen responder mejor a modelos de contratación privados, como cualquier otra obra.
martes, 12 de mayo de 2015
LA FORMACIÓN DEL CUADRO DE MANDOS
Con cierta frecuencia se descuida la formación específica para los mandos intermedios y jefes, se confía en que la antigüedad en el servicio y los conocimientos técnicos sean suficientes, pero los procesos selectivos en muchos casos no son los adecuados para seleccionar a los más cualificados y aun siéndolos, se necesita enfocar la experiencia y las capacidades para conseguir un adecuado nivel para la dirección y control de los siniestros.
Así sucede que cuando un siniestro supera la escala ordinaria de forma que no permite ser abarcado por un primer escalón de mando, o presenta una serie de características poco habituales y por tanto "sorprenden" al mando, el siniestro "se escapa" de tal forma que todos los recursos volcados se ven superados, vamos siempre por detrás y sin efectividad alguna; frente a esto se recurre con frecuencia a "tirarle bomberos al siniestro" sin orden ni concierto y lo que es más grave, comprometiendo la seguridad de los equipos.
Objetivo:
Desarrollo de los principios de mando en emergencias, aplicables a todo tipo de intervenciones, dependiendo del presupuesto se podrá desarrollar en un campo de prácticas o bien en entornos improvisados próximos a la ubicación del Servicio. Son cursos para mandos, en los que los bomberos pueden participar en las maniobras, como un reciclaje práctico para ellos.
Aunque lo ideal es contar con instalaciones preparadas, hemos obtenido excelentes resultados adaptando escenarios en el entorno de la Organización, con imaginación, esfuerzo y planteamientos adecuados, se puede lograr un resultado satisfactorio.
Niveles:
Nivel I (operativo): dirigido a mandos intermedios (Cabos y Sargentos), constituye un primer escalón de mando y por tanto manejan dotaciones menores, dimensionándose los simulacros conforme a esta categoría.
Nivel II (táctico): para Jefes (Sub-Inspectores, Inspectores), comprende el manejo de dotaciones mayores y siniestros más complejos, con multiplicidad de acciones y gran demanda de dirección y control.
Nivel Alto Mando (estratégico): es un programa a diseñar para Jefes de Servicio y en general máximos responsables de las organizaciones de emergencia, básicamente teórico y enfocado a la organización y gestión de servicios de emergencia y en intervenciones, enfocado a un nivel estratégico.
Contenidos generales:
- Objetivo y funciones
- Preparación para la DyC
- Cualidades del mando, estilos de mando (liderazgo)
- Evaluación de siniestros y prioridades
- El Plan de acción
- Seguridad y análisis dinámico del riesgo
- Anticipación y solicitud de apoyo
- El Puesto de Mando Avanzado
- Órdenes: asignación de tareas y delegación de funciones
- Análisis post incidente
- Medios de comunicación
- Organización de un Servicio y estructuras de mando
- Estudio de riesgos y pre-planes
- Procedimientos generales
- Fórmulas de control
- Coordinación de áreas
- Enlaces externos
jueves, 26 de marzo de 2015
LOS BOMBEROS Y LA LEY DE RIESGOS LABORALES
Hace pocos días en un congreso, me llamó la atención una entretenida ponencia de un colega francés sobre intervenciones en accidentes de mercancías peligrosas. Resumiendo, en una parte de la misma presentó una fotografía de un camión cisterna volcado en el cauce de un río, no había fuga y el conductor ya había sido rescatado; comentaba que con este escenario, un año antes habría implicado la activación de un tren de respuesta para accidente de tráfico y en prevención un tren de intervención en mercancías peligrosas y que en unas cuatro horas se habría resuelto.
Como consecuencia de la actual Ley de Riesgos Laborales la cosa se complica..., como es en el cauce de un río, es necesario activar el grupo de rescate acuático por si cae alguien al agua, como puede existir contaminación ambiental hay que activar a la unidad de descontaminación, como tiene que colgarse un bombero para fijar las eslingas de izado, tiene que ser un especialista en rescate en altura y como son muchos los recursos despachados hay que disponer de una unidad de mando; consecuencia, el problema tarda diez horas en solucionarse.
Hablando con él constaté que esta Ley les genera las mismas dificultades y dudas en Francia que la que nos genera en España. Desde luego, la intervención fue muy segura, si llega a caer algún bombero al agua,ahí está el rescate acuático, si llega a producirse una fuga en el río, ahí esta la descontaminación ambiental, si se tiene algún problema con la grúa, ahí está el especialista en cuerdas y todo ello controlado por una unidad de mando de índole superior.
Claro, la Ley, resumidamente, obliga al Mando de la intervención, a implementar todas las medidas disponibles para minimizar los riesgos, y los riesgos que pueden existir en nuestras intervenciones pueden llevarse al extremo que se quiera; me pregunto si la probabilidad de que un bombero se caiga al agua y se ahogue es mayor que la probabilidad de que caiga un ciudadano en cualquier otro sitio en el mismo momento en que esa unidad de rescate acuático esta "distraída" en esta intervención "por si acaso...", y me pregunto, si el supuesto ocurriera y el ciudadano se ahoga, un Juez va a pedir responsabilidad el Mando por haber ocupado un recurso con carácter preventivo impidiendo su pronto despacho al otro suceso.
Vamos, que tengo la sensación de que hagamos lo que hagamos, con la ambigüedad de esta legislación, si alguien quiere, nos va a pillar. No se si es mejor o peor, pero la sensación que tengo es que la LRL no está pensada para organizaciones de emergencia, sino para trabajos ordinarios en los que los riesgos son analizados y conocidos, por tanto las medidas pueden ser implementadas con tiempo y sin demasiados problemas.
En los 26 años que llevo de servicio, hemos pasado de escalar por fachada sujetos solamente con las manos, a tener que encordarnos con doble cuerda si o si y pase lo que pase.
Como consecuencia de la actual Ley de Riesgos Laborales la cosa se complica..., como es en el cauce de un río, es necesario activar el grupo de rescate acuático por si cae alguien al agua, como puede existir contaminación ambiental hay que activar a la unidad de descontaminación, como tiene que colgarse un bombero para fijar las eslingas de izado, tiene que ser un especialista en rescate en altura y como son muchos los recursos despachados hay que disponer de una unidad de mando; consecuencia, el problema tarda diez horas en solucionarse.
Hablando con él constaté que esta Ley les genera las mismas dificultades y dudas en Francia que la que nos genera en España. Desde luego, la intervención fue muy segura, si llega a caer algún bombero al agua,ahí está el rescate acuático, si llega a producirse una fuga en el río, ahí esta la descontaminación ambiental, si se tiene algún problema con la grúa, ahí está el especialista en cuerdas y todo ello controlado por una unidad de mando de índole superior.
Claro, la Ley, resumidamente, obliga al Mando de la intervención, a implementar todas las medidas disponibles para minimizar los riesgos, y los riesgos que pueden existir en nuestras intervenciones pueden llevarse al extremo que se quiera; me pregunto si la probabilidad de que un bombero se caiga al agua y se ahogue es mayor que la probabilidad de que caiga un ciudadano en cualquier otro sitio en el mismo momento en que esa unidad de rescate acuático esta "distraída" en esta intervención "por si acaso...", y me pregunto, si el supuesto ocurriera y el ciudadano se ahoga, un Juez va a pedir responsabilidad el Mando por haber ocupado un recurso con carácter preventivo impidiendo su pronto despacho al otro suceso.
Vamos, que tengo la sensación de que hagamos lo que hagamos, con la ambigüedad de esta legislación, si alguien quiere, nos va a pillar. No se si es mejor o peor, pero la sensación que tengo es que la LRL no está pensada para organizaciones de emergencia, sino para trabajos ordinarios en los que los riesgos son analizados y conocidos, por tanto las medidas pueden ser implementadas con tiempo y sin demasiados problemas.
En los 26 años que llevo de servicio, hemos pasado de escalar por fachada sujetos solamente con las manos, a tener que encordarnos con doble cuerda si o si y pase lo que pase.
jueves, 29 de enero de 2015
VENTILADOR MÓVIL DE GRAN CAUDAL (VMG)
El objetivo de este informe, es plantear la necesidad de una nueva
herramienta para mejorar las intervenciones en incendios en túneles y galerías, así como en otro tipo de intervenciones en las que tiene o pueda
tener aplicación. Se trata de un equipo ampliamente utilizado en países como Francia, Alemania o Estados Unidos, y
que en muchos otros Servicios de bomberos ni siquiera se a considerado la posibilidad de introducirlo, en mi opinión más por desconocimiento de sus posibilidades que por el coste económico.
Siempre nos hemos manifestado en contra de adquirir vehículos y equipos sin un estudio previo de las necesidades y las capacidades del Servicio de Bomberos, en este caso queremos empezar recordando esta premisa, dependerá de los riesgos existentes en el ámbito de actuación, de la disponibilidad de personal adiestrado, de la eficiencia y formación de la cadena de mando, de las prioridades de inversión, de la implantación de procedimientos, de la garantía de mantenimiento a lo largo del tiempo..., sin tener en cuenta todo esto y algunas cosas más, desde luego es mejor olvidarnos del asunto.
Por mi parte, no recomendaría este equipo si su utilidad se centrara exclusivamente en incendios
en túneles, a menos que exista un riesgo muy importante en este sentido, pero resulta que el equipo puede ser empleado para mejorar la eficacia en otro tipo de intervenciones que sumadas en su conjunto podrían rentabilizar el esfuerzo de adquisición y puesta en uso.
Aplicaciones:
Incendios en túneles
En el caso de túneles bien equipados, la intervención con apoyo del VMG se
va a sumar a las instalaciones del propio túnel y va a ser una garantía extra
en el caso de fallo de los sistemas fijos o incendios de magnitud excepcional.
Del mismo modo podría presurizarse una estación de metro, galerías de servicio, desgasificar redes subterráneas, etc.
Incendios en sótanos
En sótanos y garajes subterráneos de grandes dimensiones, el caudal que aportan los ventiladores de
mano, es totalmente insuficiente, la aportación que puede realizar un VMG es
clara.
Así mismo en muchas de estas estructuras, existe gran dificultad en la
evacuación posterior de los humos, el equipo suele disponer de mangotes para trabajar en aspiración,
reduciendo de este modo los daños y nuestro tiempo de permanencia en el
siniestro.
Incendios industriales:
El
VMG aporta un valioso apoyo a estas intervenciones en dos sentidos, por una
parte con la apertura de portones y rotura de cubiertas, podremos ejercer una
ventilación más intensa y rápida en estos fuegos, obviamente valorando el
incremento del mismo por el aporte extra de oxígeno; por otra parte, el equipo
permite la inyección de agua generando un chorro nebulizado de gran alcance,
reduciendo de este modo la intensidad del fuego y bajando las calorías del
entorno.
Incendios en edificios públicos:
Mercancías peligrosas:
En determinadas
situaciones en las que existe fuga de un gas tóxico e incluso inflamable, el VMG puede dirigir los
gases en el sentido deseado o evacuarlos de un recinto cerrado. Aunque es una
situación a valorar con muchas precauciones, puede resolver situaciones complejas
que de otra forma no podríamos más que evacuar y esperar.
También se ha valorado su empleo para realizar descontaminación masiva de personal y de vehículos empleando la nebulización.
Incendios forestales:
Cuerpos de bomberos en
Francia, han empleado estos ventiladores para la protección de puntos sensibles
(camping, viviendas, etc) amenazados por incendios forestales. Tanto la
ventilación como el efecto de nebulización, posibilitan el corte de la
propagación en zonas muy localizadas.
jueves, 22 de enero de 2015
BOMBEROS: HEROES O PROFESIONAES
No es que los dos términos sean antagónicos o excluyentes, pero a menudo se tratan de heroicas conductas poco profesionales o incluso temerarias y con demasiada frecuencia se viste nuestra profesión de heroica hasta el punto que hemos llegado a creérnoslo. Esto puede venirnos bien para fomentar una alta valoración social en la comunidad, pero a parte de no ser cierto, puede dificultar nuestro desarrollo profesional, ya que no se cuestionan nuestras acciones, ¡faltaría más, encima que nos jugamos el tipo!.
Resulta que héroe es aquella persona que realiza una acción heroica, y una acción heroica es aquella que requiere para su realización, valentía o es muy difícil de hacer, el término heroico está por tanto sujeto a una valoración subjetiva, en este sentido, lo que es heroico para una persona puede no serlo para otra y una auténtica heroicidad realizada por una persona, puede ser un simple trámite si la realiza otra.
Por tanto, cuando un ciudadano normal que presencia un incendio en una vivienda, entra dentro y rescata a un niño, puede ser un acto heroico ya que se enfrenta a una situación que desconoce, que percibe como de extremo riesgo y para la que nadie le ha formado; si ese ciudadano es un bombero que pasaba por allí, evalúa la situación, observa que el fuego está en el salón, que al abrir la puerta de la vivienda el plano neutro permanece alto, se arrastra hasta cerrar la puerta que comunica el salón con el resto de la casa, se apresura a rastrear las habitaciones hasta dar con el niño y lo saca; no es una heroicidad ya que sabía lo que estaba haciendo, valoró la situación, no sentía miedo ya que sentía que controlaba la situación, el riesgo, aun existiendo era mínimo. La gente que lo ve salir, ni va a saber que es bombero, ni aunque lo supiera tiene porqué saber que actuó de una forma profesional, controlada y segura; no digamos si a demás va con su uniforme de bombero, un equipo de respiración, un tendido, un camión y cuatro compañeros más, en consecuencia el público en general percibe como heroica la actuación de los bomberos y esta percepción es alimentada en muchos casos por los medios y por los políticos.
Situaciones en las que el público nos ve como héroes, nosotros sabemos que "no es para tanto", esto no quiere decir que nuestra profesión no sea de riesgo, en cualquier otra profesión, incluidas aquellas que presentan mayor siniestralidad que la nuestra, como puedan ser las relacionadas con la construcción o incluso la minería, existe o debe existir tiempo y medios para evitar el accidente, otra cosa es que no se equipe correctamente al trabajador, o se trabaje con prisa, o no se de formación en riesgos, etc. El bombero trabaja habitualmente contra el tiempo, no se pueden tomar y analizar todos los datos, muchas veces hay que planificar sobre riesgos desconocidos.
Puede suceder que efectivamente nuestra actuación en un momento se convierta en heroica, incluso sin nosotros pretenderlo, esto sucede, por ejemplo, cuando en plena intervención un cambio no previsto en las condiciones, sometan a un equipo a una situación grave de riesgo y hay que disparar el plan SOS para su rescate, asumiendo un riesgo elevado.
También puede suceder que un servicio de bomberos actúe de manera sistemática de forma heroica, jugándose el tipo cada vez que se enfrenta a su trabajo, esto suele ser consecuencia de una filosofía anticuada que de alguna forma fuerce al bombero a jugársela si quiere ser un buen bombero; aun recuerdo cuando entré por primera vez en el Parque y los veteranos competían por ver quién tenia más cicatrices o la quemadura más grande, me parecía admirable. Con el tiempo, la evolución de la profesión, afianzamiento de mis conocimientos, contacto con otros servicios europeos más avanzados en el campo de la formación o los procedimientos, supe ver que la valoración debería ser justamente la opuesta, el que tiene más quemaduras es el peor bombero, todo accidente es el resultado de una cadena de errores, cuantos más accidentes sufra un bombero o se contabilicen en un Servicio, más errores se han cometido y por tanto peor será la competencia del bombero o del Servicio.
Bien es verdad, que a veces nos encontramos con Servicios de bomberos con una equipación muy deficiente,o cuyo personal cuenta con un bajo nivel de formación o entrenamiento, e incluso hay muchos servicios que trabajan sin procedimientos operativos o estos están mal concebidos; en estas situaciones cuando una dotación acude a una llamada puede exponerse a escenarios que son verdaderamente heroicos, viene siendo la situación descrita del ciudadano que pasaba por allí y arriesgó su vida haciendo lo que podía.
Al final, lo realmente preocupante desde mi punto de vista, no es tanto que la gente nos vea como héroes, a veces la sociedad necesita tener héroes, lo preocupante es que nosotros nos lo creamos y no analicemos la realidad con el fin de mejorar nuestras actuaciones, no para buscar culpables.
Es necesario que un profesional de la emergencia tenga entre sus cualidades dosis altas de generosidad, la suficiente como para afrontar, llegado el momento, situaciones que requieran un ejercicio de valentía, asumiendo un plus de riesgo con el fin de ayudar a los demás, pero deberán ser situaciones muy excepcionales, lo normal es que nuestras actuaciones sean PROFESIONALES, no HEROICAS.
Resulta que héroe es aquella persona que realiza una acción heroica, y una acción heroica es aquella que requiere para su realización, valentía o es muy difícil de hacer, el término heroico está por tanto sujeto a una valoración subjetiva, en este sentido, lo que es heroico para una persona puede no serlo para otra y una auténtica heroicidad realizada por una persona, puede ser un simple trámite si la realiza otra.
Por tanto, cuando un ciudadano normal que presencia un incendio en una vivienda, entra dentro y rescata a un niño, puede ser un acto heroico ya que se enfrenta a una situación que desconoce, que percibe como de extremo riesgo y para la que nadie le ha formado; si ese ciudadano es un bombero que pasaba por allí, evalúa la situación, observa que el fuego está en el salón, que al abrir la puerta de la vivienda el plano neutro permanece alto, se arrastra hasta cerrar la puerta que comunica el salón con el resto de la casa, se apresura a rastrear las habitaciones hasta dar con el niño y lo saca; no es una heroicidad ya que sabía lo que estaba haciendo, valoró la situación, no sentía miedo ya que sentía que controlaba la situación, el riesgo, aun existiendo era mínimo. La gente que lo ve salir, ni va a saber que es bombero, ni aunque lo supiera tiene porqué saber que actuó de una forma profesional, controlada y segura; no digamos si a demás va con su uniforme de bombero, un equipo de respiración, un tendido, un camión y cuatro compañeros más, en consecuencia el público en general percibe como heroica la actuación de los bomberos y esta percepción es alimentada en muchos casos por los medios y por los políticos.
Situaciones en las que el público nos ve como héroes, nosotros sabemos que "no es para tanto", esto no quiere decir que nuestra profesión no sea de riesgo, en cualquier otra profesión, incluidas aquellas que presentan mayor siniestralidad que la nuestra, como puedan ser las relacionadas con la construcción o incluso la minería, existe o debe existir tiempo y medios para evitar el accidente, otra cosa es que no se equipe correctamente al trabajador, o se trabaje con prisa, o no se de formación en riesgos, etc. El bombero trabaja habitualmente contra el tiempo, no se pueden tomar y analizar todos los datos, muchas veces hay que planificar sobre riesgos desconocidos.
Puede suceder que efectivamente nuestra actuación en un momento se convierta en heroica, incluso sin nosotros pretenderlo, esto sucede, por ejemplo, cuando en plena intervención un cambio no previsto en las condiciones, sometan a un equipo a una situación grave de riesgo y hay que disparar el plan SOS para su rescate, asumiendo un riesgo elevado.
También puede suceder que un servicio de bomberos actúe de manera sistemática de forma heroica, jugándose el tipo cada vez que se enfrenta a su trabajo, esto suele ser consecuencia de una filosofía anticuada que de alguna forma fuerce al bombero a jugársela si quiere ser un buen bombero; aun recuerdo cuando entré por primera vez en el Parque y los veteranos competían por ver quién tenia más cicatrices o la quemadura más grande, me parecía admirable. Con el tiempo, la evolución de la profesión, afianzamiento de mis conocimientos, contacto con otros servicios europeos más avanzados en el campo de la formación o los procedimientos, supe ver que la valoración debería ser justamente la opuesta, el que tiene más quemaduras es el peor bombero, todo accidente es el resultado de una cadena de errores, cuantos más accidentes sufra un bombero o se contabilicen en un Servicio, más errores se han cometido y por tanto peor será la competencia del bombero o del Servicio.
Bien es verdad, que a veces nos encontramos con Servicios de bomberos con una equipación muy deficiente,o cuyo personal cuenta con un bajo nivel de formación o entrenamiento, e incluso hay muchos servicios que trabajan sin procedimientos operativos o estos están mal concebidos; en estas situaciones cuando una dotación acude a una llamada puede exponerse a escenarios que son verdaderamente heroicos, viene siendo la situación descrita del ciudadano que pasaba por allí y arriesgó su vida haciendo lo que podía.
Al final, lo realmente preocupante desde mi punto de vista, no es tanto que la gente nos vea como héroes, a veces la sociedad necesita tener héroes, lo preocupante es que nosotros nos lo creamos y no analicemos la realidad con el fin de mejorar nuestras actuaciones, no para buscar culpables.
Es necesario que un profesional de la emergencia tenga entre sus cualidades dosis altas de generosidad, la suficiente como para afrontar, llegado el momento, situaciones que requieran un ejercicio de valentía, asumiendo un plus de riesgo con el fin de ayudar a los demás, pero deberán ser situaciones muy excepcionales, lo normal es que nuestras actuaciones sean PROFESIONALES, no HEROICAS.
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