Las zanjas, vaciados y taludes, son obras muy frecuentes dentro de la construcción, obras públicas, servicios, mantenimiento de infraestructuras, etc.; por tanto es lógico que la incidencia de siniestros en estas obras, sea mayor que en otras. Tienen una serie de características que las hacen especialmente peligrosas: son de rápida ejecución, al mismo tiempo suelen ser obras temporales, se van a rellenar en breve y frecuentemente se abren zanjas con escaso control y baja formación en medidas de seguridad, por último el tipo de accidentes a menudo acarrea la pérdida de vidas.
Se realizan zanjas con finalidades variadas: realización de cimentaciones, canalizaciones de abastecimiento de agua, redes de drenaje y saneamiento, conducciones de gas, oleoductos, control hídrico y cableados eléctricos, esencialmente. La excavación de pozos vaciados y taludes, sin ser zanjas, poseen elementos comunes que pueden aplicarse en caso de accidentes, como es la realización de entibados; aunque en este trabajo nos centraremos en zanjas, trataremos de forma somera el caso de taludes y vaciados. El uso de maquinaria pesada, en especial retro-excavadoras, acelera y facilita la ejecución de zanjas y dan una sensación falsa de seguridad ya que se pueden mantener estables durante mucho tiempo, los indicios de colapso pueden manifestarse a escasos segundos de que se produzca no dando tiempo a la evacuación y en muchas ocasiones no llegan a producirse estos indicios, lo que implica que incluso trabajadores con años de experiencia, estén confiados en estos trabajos y no tomen las medidas de seguridad aconsejadas en las diferentes reglamentaciones y normas existentes (“… llevo abierto cientos de zanjas y nunca había pasado nada…” afirmó uno de los trabajadores presentes en el accidente de la foto).
En este tipo de accidentes, a demás de la alta incidencia y su elevado índice de mortalidad, tenemos que sumar la frecuencia de accidentes secundarios debidos a la exposición de personal al intentar el rescate precipitado de los atrapados en primera instancia, en la misma línea el empleo de la propia máquina (retro-excavadora) para liberar a la víctima, produce resultados nefastos.
El peso de la masa de terreno que puede caer sobre un trabajador, incluso en una zanja de apenas metro y medio, es mucho más elevado del que se piensa y a menudo las consecuencias son fatales.
Con cierta frecuencia, los servicios de emergencia no disponen de material, conocimientos y entrenamiento suficientes para abordar este tipo de intervenciones, asumiendo rescates en condiciones muy precarias de seguridad.
Este trabajo ("RESCATE EN ZANJAS VACIADOS Y TALUDES: ENTIBADOS") es en definitiva una recopilación de conocimientos y experiencias propias y recogidas en diferentes textos de geotecnia, ingeniería, manuales de emergencia y normativas de prevención y seguridad en el trabajo, que pretende, en primer lugar, aportar los conocimientos necesarios para realizar una correcta evaluación del entorno y de la propia excavación; paso indispensable para poder abordar el incidente con garantías. Se pretende también, aportar un conocimiento de las herramientas y equipos específicos y adaptables a estas situaciones, equipos que pueden encontrarse en el entorno de la propia obra y/o ser aportados por un grupo de rescate más o menos especializado. La incorporación de estos equipos, implica necesariamente la adopción de técnicas de intervención y sistemáticas de trabajo para repartir las tareas entre los intervinientes, ejecutando el trabajo de forma eficiente. Finalmente, se pretende abarcar la intervención desde los primeros datos, activación, aproximación, abordaje y rescate de las víctimas.
En ocasiones se realizan rescates en condiciones de seguridad precarias, por falta de equipamiento adecuado, pero también por una incorrecta utilización del disponible (de la obra), con algunos conocimientos se pueden obtener resultados aceptable incluso con carencias de equipamiento..
En resumen, las zanjas y vaciados no parecen peligrosas porque son algo familiar que se emplean para colocación de elementos enterrados, renovación de materiales envejecidos, renovación o colocación de depósitos subterráneos, construcción de cimentaciones o construcción de sótanos.
Por estadísticas realizadas en EE.UU. sabemos que se producen unos 100 muertos al año y del orden de 1.000 heridos y la mayoría en zanjas poco profundas, de unos dos metros. No disponemos de estadísticas en Europa o España pero aun siendo intervenciones poco frecuentes en bomberos, junto con las caídas desde altura (en las que no suele requerirse rescate complejo), son el tipo de accidente de la construcción que más víctimas mortales producen; la muerte suele producirse por asfixia traumática.
Buena parte de este trabajo, especialmente en lo que se refiere a técnicas de intervención en zanjas, está basado en lo desarrollada por los Cuerpos de Bomberos de Estados Unidos, quienes a su vez se fundamentan en las indicaciones técnicas establecidas por el OSHA, que es el organismo regulador para la seguridad e higiene en el trabajo.
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