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jueves, 29 de enero de 2015

VENTILADOR MÓVIL DE GRAN CAUDAL (VMG)

El objetivo de este informe, es plantear la necesidad de una nueva herramienta para mejorar las intervenciones en incendios en túneles y galerías, así como en otro tipo de intervenciones en las que tiene o pueda tener aplicación. Se trata de un equipo ampliamente utilizado en países como Francia, Alemania o Estados Unidos, y que en muchos otros Servicios de bomberos ni siquiera se a considerado la posibilidad de introducirlo, en mi opinión más por desconocimiento de sus posibilidades que por el coste económico.

Siempre nos hemos manifestado en contra de adquirir vehículos y equipos sin un estudio previo de las necesidades y las capacidades del Servicio de Bomberos, en este caso queremos empezar recordando esta premisa, dependerá de los riesgos existentes en el ámbito de actuación, de la disponibilidad de personal adiestrado, de la eficiencia y formación de la cadena de mando, de las prioridades de inversión, de la implantación de procedimientos, de la garantía de mantenimiento a lo largo del tiempo..., sin tener en cuenta todo esto y algunas cosas más, desde luego es mejor olvidarnos del asunto.

Por mi parte, no recomendaría este equipo si su utilidad se centrara exclusivamente en incendios en túneles, a menos que exista un riesgo muy importante en este sentido, pero resulta que el equipo puede ser empleado para mejorar la eficacia en otro tipo de intervenciones que sumadas en su conjunto podrían rentabilizar el esfuerzo de adquisición y puesta en uso.  

Aplicaciones:                                                                                       

Incendios en túneles
Suelen existir en nuestro ámbito de intervención numerosos túneles carreteros, especialmente urbanos, así como la gran mayoría de túneles ferroviarios, que o bien carecen de sistemas de ventilación, o estos son muy deficitarios; en caso de un incendio importante en los mismos la dificultad de acceder al foco del incendio por la elevada longitud de aproximación, impediría o haría enormemente penosa y arriesgada la intervención. El correcto emplazamiento de un VMG posibilitaría la entrada y haría viable la supervivencia de posibles víctimas atrapadas por el humo.
En el caso de túneles bien equipados, la intervención con apoyo del VMG se va a sumar a las instalaciones del propio túnel y va a ser una garantía extra en el caso de fallo de los sistemas fijos o incendios de magnitud excepcional.
Del mismo modo podría presurizarse una estación de metro, galerías de servicio, desgasificar redes subterráneas, etc.

Incendios en sótanos
En sótanos y garajes subterráneos de grandes dimensiones, el caudal que aportan los ventiladores de mano, es totalmente insuficiente, la aportación que puede realizar un VMG es clara.
Así mismo en muchas de estas estructuras, existe gran dificultad en la evacuación posterior de los humos, el equipo suele disponer de mangotes para trabajar en aspiración, reduciendo de este modo los daños y nuestro tiempo de permanencia en el siniestro.

Incendios industriales:
El VMG aporta un valioso apoyo a estas intervenciones en dos sentidos, por una parte con la apertura de portones y rotura de cubiertas, podremos ejercer una ventilación más intensa y rápida en estos fuegos, obviamente valorando el incremento del mismo por el aporte extra de oxígeno; por otra parte, el equipo permite la inyección de agua generando un chorro nebulizado de gran alcance, reduciendo de este modo la intensidad del fuego y bajando las calorías del entorno.
Incendios en edificios públicos:
 Muchos edificios públicos como hospitales, residencias, estaciones de metro o escuelas, cuentan con cajas de escaleras centrales que en caso de incendio se convierten en zonas de propagación de humos entre plantas, dificultando la evacuación del público y la entrada de bomberos. El emplazamiento de una VMG en la entrada principal, una vez generada las aperturas necesarias, presurizaría la estructura evitando en ingreso del humo.

Mercancías peligrosas:
En determinadas situaciones en las que existe fuga de un gas tóxico e  incluso inflamable, el VMG puede dirigir los gases en el sentido deseado o evacuarlos de un recinto cerrado. Aunque es una situación a valorar con muchas precauciones, puede resolver situaciones complejas que de otra forma no podríamos más que evacuar y esperar.
También se ha valorado su empleo para realizar descontaminación masiva de personal y de vehículos empleando la nebulización.

Incendios forestales:
Cuerpos de bomberos en Francia, han empleado estos ventiladores para la protección de puntos sensibles (camping, viviendas, etc) amenazados por incendios forestales. Tanto la ventilación como el efecto de nebulización, posibilitan el corte de la propagación en zonas muy localizadas.

jueves, 22 de enero de 2015

BOMBEROS: HEROES O PROFESIONAES

No es que los dos términos sean antagónicos o excluyentes, pero a menudo se tratan de heroicas conductas poco profesionales o incluso temerarias y con demasiada frecuencia se viste nuestra profesión de heroica hasta el punto que hemos llegado a creérnoslo. Esto puede venirnos bien para fomentar una alta valoración social en la comunidad, pero a parte de no ser cierto, puede dificultar nuestro desarrollo profesional, ya que no se cuestionan nuestras acciones, ¡faltaría más, encima que nos jugamos el tipo!.

Resulta que héroe es aquella persona que realiza una acción heroica, y una acción heroica es aquella que requiere para su realización, valentía o es muy difícil de hacer, el término heroico está por tanto sujeto a una valoración subjetiva, en este sentido, lo que es heroico para una persona puede no serlo para otra y una auténtica heroicidad realizada por una persona, puede ser un simple trámite si la realiza otra.

Por tanto, cuando un ciudadano normal que presencia un incendio en una vivienda, entra dentro y rescata a un niño, puede ser un acto heroico ya que se enfrenta a una situación que desconoce, que percibe como de extremo riesgo y para la que nadie le ha formado; si ese ciudadano es un bombero que pasaba por allí, evalúa la situación, observa que el fuego está en el salón, que al abrir la puerta de la vivienda el plano neutro permanece alto, se arrastra hasta cerrar la puerta que comunica el salón con el resto de la casa, se apresura a rastrear las habitaciones hasta dar con el niño y lo saca; no es una heroicidad ya que sabía lo que estaba haciendo, valoró la situación, no sentía miedo ya que sentía que controlaba la situación, el riesgo, aun existiendo era mínimo. La gente que lo ve salir, ni va a saber que es bombero, ni aunque lo supiera tiene porqué saber que actuó de una forma profesional, controlada y segura; no digamos si a demás va con su uniforme de bombero, un equipo de respiración, un tendido, un camión y cuatro compañeros más, en consecuencia el público en general percibe como heroica la actuación de los bomberos y esta percepción es alimentada en muchos casos por los medios y por los políticos.

Situaciones en las que el público nos ve como héroes, nosotros sabemos que "no es para tanto", esto no quiere decir que nuestra profesión no sea de riesgo, en cualquier otra profesión, incluidas aquellas que presentan mayor siniestralidad que la nuestra, como puedan ser las relacionadas con la construcción o incluso la minería, existe o debe existir tiempo y medios para evitar el accidente, otra cosa es que no se equipe correctamente al trabajador, o se trabaje con prisa, o no se de formación en riesgos, etc. El bombero trabaja habitualmente contra el tiempo, no se pueden tomar y analizar todos los datos, muchas veces hay que planificar sobre riesgos desconocidos.

Puede suceder que efectivamente nuestra actuación en un momento se convierta en heroica, incluso sin nosotros pretenderlo, esto sucede, por ejemplo, cuando en plena intervención un cambio no previsto en las condiciones, sometan a un equipo a una situación grave de riesgo y hay que disparar el plan SOS para su rescate, asumiendo un riesgo elevado.

También puede suceder que un servicio de bomberos actúe de manera sistemática de forma heroica, jugándose el tipo cada vez que se enfrenta a su trabajo, esto suele ser consecuencia de una filosofía anticuada que de alguna forma fuerce al bombero a jugársela si quiere ser un buen bombero; aun recuerdo cuando entré por primera vez en el Parque y los veteranos competían por ver quién tenia más cicatrices o la quemadura más grande, me parecía admirable. Con el tiempo, la evolución de la profesión, afianzamiento de mis conocimientos, contacto con otros servicios europeos más avanzados en el campo de la formación o los procedimientos, supe ver que la valoración debería ser justamente la opuesta, el que tiene más quemaduras es el peor bombero, todo accidente es el resultado de una cadena de errores, cuantos más accidentes sufra un bombero o se contabilicen en un Servicio, más errores se han cometido y por tanto peor será la competencia del bombero o del Servicio.

Bien es verdad, que a veces nos encontramos con Servicios de bomberos con una equipación muy deficiente,o cuyo personal cuenta con un bajo nivel de formación o entrenamiento, e incluso hay muchos servicios que trabajan sin procedimientos operativos o estos están mal concebidos; en estas situaciones cuando una dotación acude a una llamada puede exponerse a escenarios que son verdaderamente heroicos, viene siendo la situación descrita del ciudadano que pasaba por allí y arriesgó su vida haciendo lo que podía.

Al final, lo realmente preocupante desde mi punto de vista, no es tanto que la gente nos vea como héroes, a veces la sociedad necesita tener héroes, lo preocupante es que nosotros nos lo creamos y no analicemos la realidad con el fin de mejorar nuestras actuaciones, no para buscar culpables.

Es necesario que un profesional de la emergencia tenga entre sus cualidades dosis altas de generosidad, la suficiente como para afrontar, llegado el momento, situaciones que requieran un ejercicio de valentía, asumiendo un plus de riesgo con el fin de ayudar a los demás, pero deberán ser situaciones muy excepcionales, lo normal es que nuestras actuaciones sean PROFESIONALES, no HEROICAS.