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domingo, 24 de noviembre de 2013

RESPUESTA AL RIESGO QUÍMICO

Los accidentes en los que están involucradas sustancias peligrosas de naturaleza química en los Países desarrollados, se han ido reduciendo en los últimos años, posiblemente bajo el estricto control a que son sometidas por la Normativa, normativa surgida fruto de accidentes pasados. 

Los escasos sucesos que se producen suelen ser menores, fácilmente controlables por un Servicio de Bomberos bien preparado y cuando no existe una respuesta profesional eficiente, el problema se deja "diluir" en el espacio y el tiempo, a veces imprimiendo una huella de contaminación ambiental que no siempre se trata a posteriori (el coste de la recuperación es mucho mayor que el de la prevención o la mitigación) y a veces también resulta alguna víctima más o menos contaminada y afectada a corto o largo plazo; las Administraciones no suelen entrar a valorar el impacto del suceso, más bien tratan de taparlo reduciendo el impacto mediático como justificación para evitar la alarma social, cuando en realidad se está ocultando una incompetencia.

Muy de vez en cuando sucede una accidente que trasciende por sus dimensiones o por su gravedad, es entonces cuando la presión mediática y social generan una dinámica que obliga a políticos y profesionales a desarrollar Sistemas Integrales de Respuesta al Riesgo Químico, nada diferente a lo que ocurre en otro tipo de emergencias, si bien en lo que respecta al riesgo químico, las consecuencias de los efectos y la alarma general pueden ser mayores.

Una Respuesta Integral, deberá contemplar cinco aspectos:
  1. La Prevención: evitar que el hecho suceda
  2. La Planificación: si sucede, tenerlo previsto
  3. La Intervención: recursos preparados para mitigar las consecuencias
  4. La Recuperación: volver la situación al estado anterior al hecho
  5. Una Valoración: como puedo mejorar para la próxima

Prevención.
La prevención está estrechamente ligada a la Normativa existente sobre la materia (ADR, Directriz Séveso, normativas nacionales,...) y que implica a la producción, transporte, almacenamiento y uso de las diferentes MM.PPs; es obligación por parte de las empresas el cumplimiento de la misma y es una obligación de las diferentes Administraciones el velar por su cumplimiento.

Es cierto que a veces esta normativa se queda corta o no responde a las necesidades que en ocasiones demandamos los Servicios de Emergencia, a veces tengo la sensación de que en su elaboración no participan responsables de estos Servicios, no obstante en general y comparando con otras actividades, creo que está bastante bien ajustada al riesgo y suele cumplirse en la mayoría de los casos, siendo el transporte, lógicamente, el punto débil en el eslabón, así como el consumo a pequeña escala.

Respecto a la función inspectora que deben ejercer las Administraciones, tengo pocas dudas de que deberían llevarse a cavo por parte de los Cuerpos de Bomberos, en general y salvo algunas excepciones, suelen ser los más interesados en que la normativa se cumpla, básicamente porque si no se cumple, son los bomberos los que van a sufrir las consecuencias.

Muchas veces la prevención se confunde o mejor dicho se funde con la planificación.

Planificación
Si el objetivo esencial de la prevención es evitar en la medida de lo posible que ocurra un siniestro, en el caso de la planificación es minimizar las consecuencias en el caso de que el siniestro ocurra. En este sentido deben implementarse diferentes escalas en la planificación, de forma que se abarca desde un incidente menor en una escala puntual o local, incidente mayor a escala regional o incluso una catástrofe a escala nacional (en ocasiones internacional):
  • Plan de auto protección, incube a la empresa que responderá con sus medios.
  • Plan de emergencia exterior, enlaza la actividad con el entorno en que se ubica.
  • Planes municipales o locales, implica a los servicios municipales.
  • Planes regionales en el ámbito de comunidades o provincias.
  • Planes nacionales, cuando estamos ante un incidente mayor o una catástrofe que requiere recursos o apoyo de otras comunidades o del Estado, en ocasiones cuando el incidente está próximo a una frontera habrá que definir planes internacionales.
El problema que he visto yo en numerosos caso, es que están  muy bien escritos y encarpetados, pero no han sido suficientemente contrastados por diferentes expertos en la materia y no se han dado a conocer suficientemente a todos los implicados ni se han ensayado suficientemente, mucho menos corregidos los defectos. En este sentido solo puedo hablar de mi experiencia en España, donde el llamado "síndrome de los planes de papel" (pensar que un plan por el hecho de estar escrito ya va a funcionar) está bastante generalizado, pienso que en parte ocurre esto porque no existen profesionales cualificados en la elaboración de muchos de ellos ya que no hay una titulación u homologación que capacite en la confección de un Plan y la ley simplemente habla de que la redacción del Plan ha de llevarse a cabo por "...personal cualificado..." si mayor especificación.

Intervención
El paso siguiente es la respuesta a una emergencia, aplicando los planes de la etapa anterior como marco de desarrollo del operativo, en este sentido puede considerarse como parte de la intervención la activación de recursos y aplicación en general de los procedimientos operativos para emergencias con MM.PP. que deben tener desarrollados los servicios de emergencia, tanto internos (privados) como externos (públicos), también podemos considerar como intervención los pre-planes que deberán elaborarse para instalaciones o actividades de especial riesgo, como puedan ser las industrias incluidas en las directrices de Seveso.

Lo que observo en el apartado de intervención y generalizando, es que existe ciertos fallos en los procedimientos que no abarcan el amplio espectro que constituyen las materias peligrosas, en muchos casos el equipamiento es demasiado limitado o está anticuado, pero especialmente la respuesta solo está dimensionada para incidentes menores, siendo muy escasa en casos de contaminación masiva o grave afectación ambiental.

Por otra parte, dado el escaso número de intervenciones, sería deseable incrementar la formación y adiestramiento del personal y desde luego, realizar maniobras y simulacros rutinarios en instalaciones reales, llegado el caso, podría ser recomendable una especialización en esta materia.

Recuperación
Solucionado el incidente (contención, taponamiento, absorción, sobre empaquetado, trasvase, neutralización,...) queda sobre el terreno un área afectada y unos productos que mantienen un mayor o menor grado de agresividad, será necesario recogerlos y tratarlos; esta suele ser una tarea que corresponde a empresas especializadas, pocos servicios de emergencia están preparados y equipados para abordar estas tareas.

Lo que si considero necesario, es que dispongan bien los servicios de bomberos o bien alguna otra estructura Administrativa, personal cualificado para supervisar esos trabajos de recuperación, suele ser frecuenta la inhibición de las Administraciones en el seguimiento de esta fase del incidente.

Valoración
Finalmente debemos considerar un análisis profundo de estos sucesos, son tan escasos que la información que pueden aportarnos no debe escaparse, si es importante en todo tipo de incidentes, en estos la importancia de la valoración, análisis, documentación, investigación, etc., es crucial.

Dada la complejidad que suelen tener las intervenciones con MM.PPs, es muy frecuente que se hayan producido fallos en toda la cadena de emergencia: se ha saltado alguna norma, un plan no se ha activado correctamente, en las fases de la intervención se cometen varios fallos o la recuperación se queda a medias. Es decir, existe por parte de muchos, interés en que no se remueva el escenario, por lo que con frecuencia estas valoraciones se quedan a medias.



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